Andreu Buenafuente y Edu Galán | Xavier Casals
Contra la originalidad. A favor del talento. A favor de la maestría y la calidad en los productos que se han ido perfeccionando lentamente. Contra la obsesión por renovarlo todo y estar siempre empezando desde cero. A favor del clasicismo.
Muy a favor de que esas dos fuerzas colosales de la naturaleza que se llaman Edu Galán y Andreu Buenafuente salgan a hacer el humor en el Espai Port del Festival de la Porta Ferrada de Sant Feliu y charlen cervecita en mano sobre los entresijos de la profesión de cómico para ejercer con genialidad sutil el viejo arte de la conversación. Muy a favor de que Berto Romero salga vestido de negro a continuación y encadene tres o cuatro de los monólogos más divertidos jamás escritos mezclados con dos o tres de las canciones más hilarantes que se recuerdan desde el mester de juglaría en adelante. Muy a favor de que Toni Albà ejerza con genialidad histriónica el viejo arte de la imitación —dejémonos de chorradas pseudohistóricas: el único argumento serio que yo acepto a favor de la monarquía es que si desapareciera nos quedaríamos sin parodias tan quirúrgicamente afiladas como la que nos ofreció Toni el pasado viernes en el
Xiringuito del Singlot—.
Berto Romero | Xavier Casals
Horas antes habíamos asistido a la proyección de "El culo del mundo", el documental de Andreu Buenafuente en donde se respira durante sus setenta minutos de duración esa tensión atormentada entre la obsesión por la renovación sensacionalista y el talento sólido y magistral. El fracaso de audiencia de "Buenas noches y Buenafuente" enredó al cómico en una crisis vital en la que el más brillante conductor de late nights al sur de los Pirineos se sintió obligado a reiventarse para vencer esa experiencia negativa. Es un problema que nunca vivió David Letterman ni Jay Leno —de Johnny Carson ya ni hablamos—. Es un problema que no están viviendo Jimmy Fallon ni Conan O'Brien ni Jimmy Kimmel —los cuales, por si alguien lo duda, también tienen sus oscilaciones de audiencia y sus temporadas mejores y peores—.
Toni Albà | Xavier Casals
El late night show clásico es un producto televisivo cercano a la perfección, cocido lentamente durante décadas en el mundo entero, con su monólogo inicial, su banda en directo, sus entrevistas, sus gags, sus actuaciones musicales. No puede aparecer mañana un nuevo formato completamente innovador que lo mejore ni la gran historia de la televisión puede depender de una idea revolucionaria que se le ocurre a alguien un día. No funciona así la evolución de las especies animales ni de los programas televisivos, dos fenómenos más similares de lo que parecen. Dejemos al mejor presentador de late nights que continúe haciendo late nights. Que Edu Galán continúe su maestría en humor incendiario. Que Berto continúe con sus monólogos perfectos y que Toni Albà siga practicando la imitación y la parodia corrosiva. Todos son formatos clásicos. Todos dependen más del talento que de la innovación caprichosa y pocas veces se reunió tanto talento como en el Singlot Festival del pasado viernes. A favor del talento. A favor de clasicismo.
Antonio Rico | @ARicoTV
Enviado especial a Singlot Festival
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