La emoción ha embargado a
Yamuna,
Andreu Buenafuente y
Silvia Abril. Gracias a la generosidad e implicación de todos los colaboradores, artistas, músicos, público y equipo en la iniciativa solidaria "
Queremos una escuela en Madagascar" se ha recaudado la cantidad de 26.650€, los cuáles se destinarán íntegramente a seguir con la construcción de la escuela en Madagascar.
Gracias a la colaboración de
Andreu y
Silvia en estos últimos años,
Yamuna ha podido comprar el terreno y avanzar mucho en la construcción de las instalaciones que han de permitir acoger el nuevo Centro Educativo que desea poner en funcionamiento y que ofrecerá 480 plazas para niños de 3 a 14 años.
Y ahora, gracias al empujón recibido con la iniciativa "
Queremos una escuela en Madagascar", se podrá construir el edificio polivalente de unos 165 metros cuadrados, para el comedor/salón de actos/cine, cocina y despensa.
La escuela pública en Madagascar se imparte en dos turnos, los alumnos asisten mañanas o tardes, de esta manera doblan la capacidad en las aulas y reducen el gasto en profesorado. No se puede negar que los niveles educativos que alcanzan son precarios. A esto hay que añadirle que apenas practican el francés, ya que los maestros lo hablan con mucha dificultad, aún siendo conjuntamente con el malgache, la lengua oficial del país. Esta situación hace que queden muy limitadas las salidas profesionales de los jóvenes, ya que en Madagascar el francés tiene mucho peso.
Con la creación del Centro Educativo,
Yamuna quiere suplir esta adversidad y ayudarlos a desarrollar instrumentos y estrategias para salir del círculo de marginalidad del que proceden. También garantizarles una comida al día, que muchos de ellos no tienen garantizada con sus familias. Además velarán por aplicar metodologías participativas que favorezcan una transformación en el comportamiento de todos ellos. Que los niños aprendan que ellos también tienen opinión, que saben cosas y que las pueden compartir, que experimenten, que se den cuenta que trabajando en equipo se pueden transformar las cosas. Que hagan talleres en grupo, despertarles la inquietud por aprender, subirles la autoestima y el espíritu crítico. En definitiva, convertirlos en motor de cambio de su entorno, de su sociedad, y... porqué no, de su país.
Cabe mencionar la dificultad que existe para desarrollar Proyectos de Cooperación Internacional con las crecientes dificultades que nos rodean y tratándose además de entidades pequeñas como
Yamuna, en la que todos los esfuerzos suman... y es muy emocionante ver como la gente responde con estas ganas e implicación.
En nombre de todos estos niños y niñas que luchan para dar un giro a su realidad para tener una vida digna... ¡¡¡muchísimas gracias!!!